El Dulce Sabor de la Derrota.

En los últimos dos meses he estado viviendo en Los Ángeles, Estados Unidos recaudando fondos para mi intercambio en Canadá. Tenía una meta de lo que quería conseguir durante este tiempo y la verdad que llegar a eso, fue más difícil de lo que pensé. Por lo que puedo decir que perdí este partido, no conseguí la meta. Pero hay cosas que solo perdiendo se aprende, que solo siendo derrotados logramos entender. Por eso hoy quiero hablar de las cosas que he ganado durante este tiempo no pudiendo alcanzar mi meta, en otras palabras, perdiendo.

Fallar nos hace más Humildes:

Es muy fácil creer que uno es bueno en algo cuando tiene todo al alcance de la mano, cuando se consiguen los resultados deseados fácilmente. Es muy fácil ser arrogante cuando se gana siempre. Pero, ¿qué es la humildad? La humildad es reconocer nuestras debilidades, es darse cuenta de que siempre hay algo para mejorar. En mi caso siento que en Uruguay he logrado conseguir victorias en mi vida que me han hecho creer, a veces, que soy lo suficientemente buena en lo que hago. Pero esta derrota me ha dado un golpe fuerte y doloroso a mi orgullo. La verdad es que no soy tan… como creía ser. Hay cosas en las que tengo que seguir trabajando con urgencia. Pero es solo en la incomodidad, en la dificultad, cuando salimos de nuestra zona de confort que nos podemos dar cuenta de las cosas que tenemos que mejorar. Por supuesto que cuando estamos cómodos en nuestra casa, mirando una serie vamos a creer a somos personas suficientemente buenas, trabajadoras y que estamos “bien”. Pero es cuando nos aprieta el zapato que mostramos quien realmente somos.

No existe la Victoria Individual:

Por alguna razón, había creado una imagen de mi misma como una chica fuerte, independiente, que podía hacer cualquier cosa que quisiera sola, sin ayuda de nadie. Esta derrota me hizo darme cuenta que no es así. No puede haber nunca una victoria sin la mutua cooperación y apoyo con otros. Nadie puede decir que ha llegado al éxito por mérito y esfuerzo propio. Si hay alguien que consiguió la Victoria es porque encontró a personas que lo ayudaron a llegar a sus metas; ya sea apoyándolo, dandole herramientas, entrenándolo o financiando sus proyectos. Por lo cual, no existe victoria individual. Así que hay que dejar de tener esta mentalidad competitiva donde el que es independiente y autosuficiente gana (como si aceptar la ayuda de otros nos hiciera más débiles) y cambiar nuestra forma de jugar buscando el apoyo mutuo y luchar juntos por la Victoria real, la Victoria grupal.

Fallar nos motiva a seguir intentando:

No es lo mismo fallar que ser un fracasado. No es lo mismo haber perdido que ser un perdedor. Perder una partida, todos perdemos. Pero para ser un perdedor hay que rendirse, hay que dejar el juego. Por lo cual, no haber alcanzado la meta una vez no quiere decir que nunca la alcancemos. No haber pasado un examen varias veces no quiere decir que nunca vayamos a pasarlo. Haber fallado en un proyecto no quiere decir que siempre vamos a fallar. Lo importante es seguir intentado. Encontrar caminos diferentes, respuestas diferentes, métodos diferentes para llegar a lo que estamos buscando. Perder a veces nos hace caer en la oscuridad de la depresión y es ahí, en la desesperación donde descubrimos nuestro máximo potencial. Para levantarnos en ese punto tenemos que encontrar nuevas maneras de ver el mundo, nuevas posibilidades, nuevas maneras de actuar y eso, se llama crecer.

Cada año elijo unas palabras que sirvan como lema y motivación para ese año. Este 2018 elegí unas palabras de la autobiografía del Rev. Sun Myung Moon que dicen:

“Sigo creyendo que para que una persona desarrolle un buen carácter necesita experimentar muchas dificultades antes de cumplir los treinta años. Tiene que descender hasta el crisol de desesperación que existe en el fondo de la existencia humana y experimentar lo que es. Tiene que descubrir nuevas posibilidades en medio del infierno. Sólo entonces puede exclamar: “¡Ajá! Si yo no hubiera experimentado la desesperación, yo no habrá podido llegar a esta determinación de mi vida”. Es sólo cuando una persona grita de esta manera, en las profundidades de la desesperación, que puede renacer como posible pionera de un nuevo futuro.”

Un Ciudadano Global que Ama la Paz pág. 72

Por lo cual puedo admitir que pude haber fracaso en alcanzar mi meta ahora, en el periodo de tiempo que me había designado. Pero puedo asegurarles que voy a llegar ahí. Seguiré mi camino, buscaré nuevas posibilidades, pero no me rendiré. Antes de irme de Uruguay mucha gente me dijo “aprovecha esta oportunidad que tienes de viajar porque no todo el mundo puede hacerlo”. Y la verdad es que no estoy de acuerdo con eso. Todos tienen la posibilidad de hacer lo que sea que sueñen. A algunos les va a costar más que otros llegar a su meta, ya sea por sus circunstancias de vida, o por otras razones. Pero es ahí, donde o nos hacemos víctima de nuestras circunstancias o jugamos con ellas para encontrar nuevos caminos en el “medio del infierno”. No siempre se puede ganar, pero siempre se puede seguir mejorando para intentar con más fuerza la próxima.

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